jueves, 24 de junio de 2010

Crónicas preconcebidas (Juan Sereno)

Y cuentan que parte del cielo volviose una incandescente bola de negro fuego, que, abalanzándose con furia sobre la desprotegida pradera de seca hierba, hizo del suelo un pasto de llamas y humo, que envolvió a hombres y a animales, casas y cuadras.

Y dicen que estallaron millones de voces al unísono, reclamando auxilio, pidiendo piedad. Voces y llantos. Llantos de mayores y criaturas. Llantos y voces que venían de abrasados cuerpos cuya piel se tornó ceniza, y cuyos huesos volviéronse polvo. Ojos estallando en lágrimas de profundo dolor y miedo.

Y narran que donde el fuego no atacó únicamente había un hombre. Un solitario vagabundo, errante eterno de imposibles caminos. Escuálido y endeble saco de huesos cubierto de harapos y colgantes jirones de sucias y dispares vestimentas.

Y aseguran que fue el único hombre que hubo por siempre en el Mundo. Un ángel caído sin alas que se salvó de la justiciera quema del Infierno. Una justicia formada bajo los pilares de la más injusta de las selecciones y segregaciones. Una selección unitaria que condenó a la vida a una eternidad breve y dolorosa bajo el haz de las tinieblas.

Y explican que cuando hallaron este escrito, había a su lado un cadáver enterrado en un arcoíris de cápsulas regadas de ginebra y ron.


Cuentan, dicen, narran, aseguran, explican tantas cosas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario