jueves, 24 de junio de 2010

Elegía en el salón de belleza (Cristina Rueda)

Baila. Sin duda alguna está bailando.
Se eleva. Cae. Revolotea.
Baila.
Suavemente. A merced de una brisa imperceptible, producida, tal vez, por una compulsión de puro nervio.
Baila.
Rompiendo la monotonía. Potenciando la arritmia. Propugnando el desorden, la libertad.

La libertad...

Las tijeras hacen efecto. Cae. Moribundo. Al respaldo. Al suelo.
Y finiquita en un triste vertedero.
Y deja de bailar.
De ser libre.

De ser.

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