miércoles, 9 de junio de 2010

El bucle digestivo (Guillem Cabanyes)

Las manzanas se agolpan en torno a las cucharillas de postre que, alineadas en formación de a dos, ejecutan movimientos tácticos rodeando, sitiando a las natillas que, en un desesperado anhelo por vivir, se aferran a los higaditos de pollo mientras éstos escupen bilis mal lavada sobre los macarrones a la napolitana, la cual huye despavorida, derribando soufflé y caviar, que tizna a la tortilla y se sumerge en el brandy contaminándolo y haciéndole vomitar fuego líquido que abrasa azúcar, miel, langostas y ternera, los cuales cabreados, forman un corrillo traidor, abalanzándose sin piedad sobre las tiernas y esponjosas costillas de cordero, cuyo grito desgarrado de angustia revienta la resistencia de la merluza que, rabiando de dolor, acuchilla al rape que, agonizando suplica al conejo que le remate, accediendo éste, pero errando el tiro que se termina alojando en la piel del plátano, que herida de muerte, cae al vacío, justo delante de las ancas de rana cuyo grito denota un cruel costalazo, no contra el suelo sin embargo, sino contra las afiladas pinzas del salvaje centollo, cuyos ojos sin vida brillan de satisfacción mientras se come la mitad de su víctima, vertiendo el resto al lado de una asqueada zanahoria, que, compungida, vuelve la cabeza hacia un lado, chocando cómicamente con los cuernos de un ciervo aún sangrante que balbucea incomprensiblemente sobre nubes de algodón dulce que campean sobre un cielo chocolateado a la luz de un Sol de cereza zambullido en licor de las manzanas que se agolpan en torno a las cucharillas de postre, que, alineadas en formación de a dos...

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