lunes, 7 de junio de 2010

M, de música (Ricardo Ruiz)

Veo una guitarra eléctrica que se hunde en el mar. Un águila clava sus garras en la Esfera, mientras las arrugas psíquicas aparecen en mi frente, salpicadas de sentidos junto a un Cadillac. Los Santos avanzan en alegre funeral. ¿Qué vas a ahcer con tu amor? África bulle de sentimientos junto a una Europa descendente, nula. ¿Me quieres? Vadeo pues la vida desde mi rota garganta mientras el Sexo se adueña de la mía. Asia es amor de mujer. Quizá me siento bien, pero el suicidio acompañado desencadena mi memoria. ¡Qué calor hace en clase! La locura tiene tu nombre. Sé bueno. El tambor suena, canto de felicidad ¿pasajera? Quizá. Música, con M. La magia hace gala de tus pequeñas acciones. El sombrero cae de tu cabeza, con ayuda de tus amigos. Quiero ser libre, y lo seré, aunque busques oscuros portales donde saltar con litros de alcohol en las venas, hacia el destrozo del corazón. El polvo se agolpa en mi camino hacia un camaleónico espíritu. Te llevó una bella extranjera a bordo de gaviotas, dejando huellas en el mar. Te compré un pastel lleno de satisfacción. Me devolviste un inseguro puente que se derrumbó sobre las aguas turbulentas de la magia negra de la mujer. Una mariposa férrea sobrevuela las puertas de un jardín secreto que no tiene fronteras. No me arrepiento de lo de ayer. Fue la segunda canción, teníamos tal vez ¿quince años? Jaén bullía de patriotismo revolucionario.
Duerme, te traeré lindas cosas: caballos azules, rosas del mar, fruta de sangre asfaltada... y mi cabeza.


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